Tras una reparación en la casa de mi suegra, acabamos follando como locos

El relato que les cuento es totalmente verídico, solo cambiare los nombres de los protagonistas. Mi nombre es Eden tengo 46 años, mido 1,80, no estoy ni gordo ni flaco y estoy casado. Mi suegra Elsa es viuda desde hace muchos años y que sepamos nunca mas a tenido pareja. Es una mujer muy alegre pequeñita y tiene 60 años. Es delgada y el paso de los años esta dejando huella en su cuerpo. Su culo ya no está durito y sus tetas empiezan a notar la gravedad.

Nunca me había fijado en ella como mujer de deseo, pero hace poco tras ir hacerle un arreglo en su casa todo ha cambiado. Le mandé subir a una silla para que sujetase la cortina que tenía que colgarle mientras yo cogía unas herramientas, estaba en ello cuando de repente escuche que se le caía la cortina y ella se tambaleaba en la silla, deje todo corriendo y me acerque a ella a cógela para que no cayese al suelo. Sin pensarlo la agarre por donde pude y mis manos fueron a parar a su culo, aun así, no evité que la silla se inclinase y terminamos los dos en el suelo, el vestido de ella subido del todo viéndose su ropa interior. La situación fue un poco embarazosa y nos quedamos sin mediar palabra unos segundos.

Al caer se dio un golpe contra el mueble del salón, la ayudé a sentarse y le dije si le daba un pequeño masaje, me acepto, pero no parecía estar cómoda con la situación. Yo por el contrario seguía masajeando desde la rodilla hasta el muslo. Elsa se veía incomoda con la situación, pero yo notaba que le gustaba y a mí también me estaba gustando y mi polla empezaba a moverse dentro del pantalón.

Tras unos minutos de masaje empecé a subir un poquito más hasta llegar a la ingle, yo estaba cada vez más caliente y ella estaba muy callada, pero si que notaba que le seguía gustando.

Por otra parte, yo tenía miedo de seguir y que se enfadase y le dijese algo a mi mujer, pero el calentón que tenía ya me hacia pensar más con la polla que con la cabeza y casi sin darme cuenta mi mano se desvió hacia su coño por encima de su braga. Me la aparto y me dijo medio enfadada que parase y que me fuera. Le pedí disculpas y le pedí por favor que no el contase nada a mi mujer.

Me levanté del sillón y me puse a reparar la cortina, pero mi cabeza estaba pensando y lo que acababa de pasar. Al terminar, me puse a recoger todo. Seguía con la polla muy dura y se notaba claramente a través del pantalón, pero no me atrevía de intentar nada más con Elsa.

Hubo un momento mientras recogía que vi como me miraba el paquete. Yo estaba confuso, sabía que le había gustado el masaje, pero algo me echaba para atrás seguir intentando algo más con ella.

Cuando ya tenía todo listo y recogido le pedí un vaso de agua. Se fue a la cocina a por el y yo la seguí, al inclinarse para coger la botella de la nevera mis ojos se clavaron en el culo de ella, y mis manos se fueron directamente a él.

Se quedó quieta y no dijo nada, me acerque a ella y roce mi polla en el culo, ella seguía sin moverse, sin decir nada, le gustaba, pero seguía incomoda, muy incómoda.

Se incorporo, nos miramos y sin decirle nada me acerqué a ella y le di un beso en la boca, se aparto y me dijo, no puede ser, soy tu suegra, piensa en tu mujer.

No le hable, y volví a intentarlo, ya estaba todo perdido le volvía a besar y te toque los pechos, se los amasaba mientras la besaba y esta vez ella no se apartó. Estuvimos besándonos húmedamente durante minutos, la desnudé en la cocina y la masturbaba contra mesa.

En ese momento ella también tenía los papeles perdidos, estaba muy caliente, chorreaba mientras yo le metía los dedos en coño hasta que tuvo el primer orgasmo. En ese momento me dijo – Solo hoy, esto no puede pasar más – La lleve a su habitación y allí me quite el pantalón y los calzoncillos, ya estábamos los dos desnudos, yo encima de ella sin metérsela, pero rozando nuestros sexos. Quería que disfrutase y quería disfrutar yo el mayor tiempo posible.

Poco a poco fui bajando besándola por todo el cuerpo hasta que llegué a su monte de venus. Allí me pare y se lo comí con mucho esmero hasta que no pudo más y tuvo el segundo orgasmo. Nunca me la imagine así, gritando y gimiendo de tal manera hasta que me dijo – llevo muchos años sin que me entre una polla de verdad- - Follame-.

CAPITULO 2

Esas palabras me pusieron a 200, sin pensarlo le metí mis 18 cm hasta el fondo, estaba excitadísimo y ella mucho más. Se la metía y sacaba muy fuerte, la estaba follando muy duro, sus tetas ya un poco flácidas se movían muchísimo, ella gemía cada vez más, le gustaba, le encantaba. Cambiamos varias veces de posición hasta que se puso ella encima de mí, estaba como una potra desbocada, nunca me imagine que pudiese follar de esa manera. Se movía muy rápido y tuvo 3 o 4 orgasmos más. Le pedí que me la chupase, me quería correr en su boca, en sus tetas, la quería dejar toda pringada. Sin dudarlo se la sacó del coño y se puso a chupármela, parecía hambrienta y lo hizo con una maestría, espectacular, la metía hasta la garganta me masturbaba con la mano con sus labios hasta que ya no pude más y descargué todo en su boca.

Quedamos los dos cansados, y estuvimos unos 10 o 15 minutos más tumbados en la cama acariciándonos, empapados de sudor y ella de semen hasta que volvimos a la realidad. Ella se levantó y me dijo. -Lo necesitaba desde hace mucho tiempo, pero no puede volver a pasar más. -

Nos vestimos y me fui para casa. De momento no volvió a pasar más.

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