Me enamore de una prostituta y todo salió mal

Tenía 29 años, un trabajo mediocre, sin futuro, pocos amigos, y un pequeño apartamento alquilado de unos 30 metros cuadrados, un cuerpo nada fuera de lo común y mucho tiempo sin estar con alguien. Hasta que la ví a ella, Clara, una chica de pelo rojo tan intenso como el fuego, con una mirada intensa y directa, piernas esbeltas y una cintura de ensueño.La conocí en una de esas habitaciones de sábanas sucias, un hotel que ofrecía un servicio especial. Ese día, cómo no tenía mucho dinero de sobra, pagué por 30 minutos con ella. Ella habló poco, pero me dejó tocarla, me dejaba tener esa ilusión de poseerla, pero de nunca ser realmente mía. Aún así, me sentía como un dios, tenía ya un par de años sin tocar a una mujer, y menos a una tan hermosa cómo ella. Me había vuelto adicto con solo un toque, era la dosis perfecta de la droga perfecta.La tomé, tenía esos senos perfectos, redondos y de buen tamaño, se movía cómo una diosa, y sus gemidos se sentían tan auténticos que fueron suficientes para hacer que me corriera en meos de 5 minutos. Cómo aún sobraba tiempo, me lo limpió chupándome el pene, la sensación era divina.Volví, una vez más, dos veces, muchas veces. Me volví un cliente habitual de Clara, cada vez era magnífica, y aunque era similar, las poses, los gemidos, cada oral, aún así cada ocasión se sentía única y maravillosa.La visitaba regularmente, no sólo por el sexo, sino para verla, para hablarle, así fuera por solo unos minutos. Para robarmela por unos minutos, sabía que era patético, pero no me importaba, ella tenía algo que no entendía, pero que necesitaba.Un día mientras Clara atendía a otro cliente que pagaba más que yo, la esperé tomando una cerveza en el Lobby, en eso pasó “Morena” otra de las chicas del local, me miró y soltó una pequeña sonrisa-
    • ¿Te enamoraste de Clara verdad?
    • No… solo, me cae bien, supongo.
    • Pfff, todos dicen eso, después los ves llorando en la puerta cuándo ella acaba con ellos.
Me reí, sin saber que quería decir exactamente, pero haciendome una posible idea, Morena se fué, y yo me quedé pensando, pero en el fondo, me dolió. Ya había llorado por Clara por no tenerla para mí, y volvería a hacerlo.Una tarde finalmente me armé de valor y la invité a salir, ella me rechazó inmediatamente, me dijo que no salía con clientes, era una regla que tenía, y que no me hiciera ilusiones. Pero seguí insistiendo, la visitaba, la invitaba, ella me rechazaba, y me desquitaba follandomela sin contenerme.Así pasaron semanas, y unos meses, cada vez tenía más resistencia, y me soltaba más, la tomaba con más seguridad, y la penetraba cada vez con más intensidad, al desquitarme por los rechazos, me la follaba cómo si no hubiera un mañana.Un día Morena me dió su Instagram, y me pidió que no le dijera que ella me lo dió. Era la única red social que usaba. Sin esperar mucho le escribí esa noche, la saludaba, y ella me reconoció, pero no me respondió, hasta que un día, luego de follarmela por las tardes cada 3 días, y escribirle por las noches, finalmente me respondió, y me dijo “Esta bien, acepto ir a una cita contigo, pero, a donde yo te diga”.Sentía que el corazón se me iba a salir del pecho, finalmente había logrado lo que tanto quería, Clara, una mujer imposible para mí, había aceptado salir conmigo, fuera del trabajo, sin tener que pagarle para convencerla. Era la primera vez en mucho tiempo que una mujer aceptaba salir conmigo, y era ella.Al día siguiente me mandó la dirección, era lejos, 3 horas de viaje, era una zona rural, no me detuve a pensar en lo extraño del lugar, solo quería verla. Me bajé nervioso, ropa limpia, perfume barato, y una emoción única.La esperé donde me dijo, por una hora, 2 horas, y hasta 3 horas. Le había mandado más de 30 mensajes y no me había contestado a ninguno, hasta que finalmente me respondió - “Gracias por la cartera nueva cariño”.Minutos después recibí otro mensaje “La próxima vez no de dejes tus llaves tan a la vista”. Me puse frío, me regresé a mi casa y cuándo llegué, estaba vacío, solo me habían dejado cosas básicas, la cama, cocina, nevera, y algo de ropa, el resto, se lo habían llevado. Habían entrado a mi casa, y todo lo mío, ya no estaba.Encontré una nota que decía Imbecil.Y sin embargo, esa noche, en la oscuridad de mi cama, me estaba masturbando en silencio, y no pude evitar pensar en ella, con aún más deseo que antes, no cómo una víctima, sino como un perro hambriento que se excitaba al oler la bota que lo estaba pateando. Me odiaba, pero me excitaba ese control que tenía sobre mí, por que, aunque me rompiera, yo quería seguir viendola desnuda, solo para mí.Entonces, en medio de la noche, recibí un mensaje. Era de Clara, ¿Quieres volver a intentarlo… Imbecil?, esta vez ven sin tu billetera y tus llaves a buen recaudo a esta dirección, Pero sobretodo, ven con muchas ganas.

Parte II

El mensaje me llegó a las 2:44 am, estaba desnudo en mi cama, con las sábanas húmedas y la mente confundida. No sabía que esperar, pero ya tenía poco que perder. Inmediatamente le contesté “Dime donde y cuándo”.No esperaba una respuesta, pero me contestó inmediatamente y me llegó una dirección, una diferente a la anterior, más cerca, en un barrio no muy lejano. Me pidió que no le escribiera hasta estar allí, y lo hice. Me bañé, me vestí de manera casual, sin preprarme tanto, y me fuí, nervioso, pero dispuesto a enfrentarla. No lleve nada más que mis llaves y mi teléfono, sentía que iba rumbo al infierno, después de lo que pasó temprano, ya esperaba cualquier cosa, pero, una sonrisa se dibujaba en mí, no podía evitarlo.Llegué a una casa con una puerta azúl, antes de sacar el teléfono para escribirle escuché una voz, la voz de Clara.
    • Pasa, la puerta está abierta.
Empujé la puerta y entré, dentro olía a incienso barato y sudor caliente, las paredes estabas cubiertas por cortinas de terciopelo y unas luces tenues, era otro mundo, uno sin tiempo. Subí las escaleras y entré a la habitación con la puerta entreabierta, y allí estaba ella, Clara.Estaba sentada sobre la mesa, fumando, tenía un conjunto de encaje negre que apenas cubría su cuerpo, con las piernas cruzadas y el cabello suelto, me estaba mirando fijamente, con los ojos brillando cómo si fueran una trampa que atrae a todo el que la ve.
    • Tardaste - dijo, sin dejar de mirarme
No supe que responder, me quedé de pié mirándola, cómo si fuera un espejismo, pensé que podría pasar de todo, menos que de verdad me estuviera esperando.
    • ¿Vas a quedarte allí toda la noche? O te vas a sentar.
ObedecíMe senté en la orilla de la cama, intentando no parecer desesperado, aunque lo estaba, no sabía que iba a pasar. Ella apagó el cigarro y se acercó, sentí su olor, una mezcla de perfume, humo y sexo.
    • No creas que esto es amor, ¿Si? - susurró - Es solo un juego, y hoy quiero coger ¿Lo entiendes?
Asentí, pero sin entender del todo. En eso Clara me puso sobre la cama y se montó sobre mí sin decir más, me besó, pero diferente a cómo solía hacerlo, sentía que me devorara cómo si quisiera borrarme, su lengua se movía de una forma que me hipnotizaba sin que pudiera decir nada, me excitaba de una forma única. Mis manos buscaron su cintura, su espalda, pero no me dejó tomar el control, tomando mis manos se detuvo, me miró directamente y me dijo.
    • No. Hoy mando yo, solo harás lo que yo te pida que hagas.
Me quitó la ropa con violencia, se deshizo de su encaje cómo si le estorbara y me usó, me tomó como quiso, vió que ya tenía el pene erecto y me montó cómo si quisiera castigarme.
    • No te preocupes por hacerlo sin condón, estoy limpia, y no puedo quedar embarazada, y sé que tú también, sé que solo lo haces conmigo.
Se movía con furia, con desesperación, sin dejar de mirarme hacía que la penetrara más y más profundo, su cintura parecía poseida, me arañaba el pecho, me apretaba el cuello, me mordía los labios. Cada gemido suyo era una herida, cada jadeo una burla, y yo… yo estaba extasiado, me sentía en el cielo.Nunca nadie me había hecho sentir así, nunca había follado así, o más bien, era ella quien me estaba follando a mí. No era ternura, era hambre, era rabia, era control, era dominio sobre mí, era, ella.Clara siguió y me dijo que estaba por acabar, me dijo que acabara al mismo tiempo que ella, era una orden, sin saber cómo había aguantado antes hasta ese momento me corrí dentro de ella en el momento donde ella también llegaba al orgasmo. Se vino con un grito ahogado, mordiéndome el hombro.Nos quedamos en silencio, desnudos, ella sobre mí, sin decir nada.Poco después ella se levantó, se puso una bata y me miró.
    • Ya puedes irte, no digas nada, eso fue todo lo que quería de tí, no me escribas, ahora eres mío, soy yo quien te escribirá, y quien te dirá cuándo verme.
No supe que decir, solo asentí, me vestí lento, con una sensación que nunca habría imaginado, me sentía, completo. Baje las escaleras y con cada peldaño, sentía que me alejaba de algo hermoso, que nunca más la volvería a ver.Salí de la casa e iba de camino a la mía, en eso recibí un mensaje, era Clara.
    • “Ahora eres mío y de nadie más, me perteneces, y quiero que te pongas en forma. Deja de comer chatarra, ejercita, y cuida más tu cuerpo. Quiero que mi nuevo juguete me dure mucho tiempo” “Estuviste a la altura, al ver cómo estabas evolucionando y cómo te desquitabas, conmigo, haciendolo cada vez mejor, sabía que podrías con ello” “No me respondas ni me escribas, lo haré yo cuándo te requiera”.
No sabía qué pensar sobre aquello, pero, no iba a desobedecerla, ahora mi vida tenía un nuevo sentido, un nuevo rumbo con Clara, sabía que no era amor, pero, quien lo necesitas cuándo tienes una pasión cómo esa.

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