Dos amigas tienen un atraco sexual en Uganda
Voy a relataros una historia que me contó hace poco la chica con la que salgo desde hace unos meses. Se llama Mónica, aunque suelo llamarle Moni, tiene 35 años, es morena, mide 170, es muy guapa, y lo que más me gusta de ella es su dulzura, bondad, alegría e ilusión que pone para todo. Cuando follamos nos gusta contarnos cosas… esas cosas van desde fantasías, hasta experiencias pasadas con otras personas o entre nosotros, o experiencias que nos gustaría tener.
Solemos salir de fiesta los dos juntos de vez en cuando. Me gusta hacerlo porque a ella le excita especialmente que salgamos, bailemos y nos divirtamos juntos, y cuando volvemos a casa siempre vuelve cachonda y echamos los mejores polvos. Una de esas noches, mientras estábamos follando, le dije que me contara la experiencia sexual más excitante que tuvo en su vida. Al principio no quería contármelo pero, tras insistir un poco, me dijo que tenía una que era bastante fuerte, y le daba apuro contarla, eso hizo que mi polla se endureciera aún más mientras le penetraba. Ella lo sintió y se le escapo un suspiro, fue el detonante para empezar a contarme esta historia.
Ella, debido a su trabajo, viaja mucho a África, sobre todo a Uganda. De hecho, hace años vivió allí colaborando con una ONG y fue en esa época cuando ocurrió la historia.
Tenía unos días libres, así que decidió, junto a Paloma, una compañera de la ONG, ir de visita 4 días a Etiopía. Los dos primeros días estuvieron en la capital, haciendo excursiones y conociendo la ciudad. El tercer día fueron a una excursión a un valle en el que estarían todo el día. Como el trayecto era un poco largo, harían noche en un pueblo cercano al destino, y al día siguiente regresarían para tomar el avión de vuelta.
Tras pasar el día de excursión, el guía las dejó en el pueblo cerca del alojamiento donde habían reservado. Ya era tarde y había anochecido. Llegaron al hostal y mientras hacían el checking hablaban de cómo volverían, ya que todavía no habían contratado la vuelta para el día siguiente. Pensaban que la excursión sería más corta y les daría tiempo a buscar algo por la tarde. Mientras hablaban del asunto, un hombre de unos 25 años que estaba en la puerta del hostal y había escuchado la conversación, se ofreció para llevarlas.
Moni y Paloma se miraron y hablaban en voz baja, a pesar de que el hombre no las entendía porque hablaban en español:
- Jo tía, ¿qué hacemos? Mañana tenemos que salir muy temprano para que nos de tiempo a coger el vuelo. - dijo Moni.
- Ya… pero me da un poco de miedo fiarnos de un desconocido… - contestó Paloma.
- A mi un poco también, aunque llevo bastante tiempo por aquí, he estado en situaciones parecidas y nunca me ha pasado nada…. - añadió Moni.
- Ya… y si no… ¿qué hacemos? - preguntó.
- No tenemos muchas alternativas…. contestó Moni.
- ¿Le decimos que sí entonces? - dijo Paloma.
- Venga, sí – confirmó Moni.
Hablaron con el hombre y quedaron en que pasaría a recogerlas en coche a las 5:00 de la mañana, así que se despidieron y se fueron a dormir.
A las 4:40 sonó el despertador y se levantaron. Terminaron de recoger las mochilas y desayunar algo y bajaron para esperar el coche. Cuando salieron a la calle, Denis, que así se llamaba el conductor, les estaba esperando en el otro lado de la calle. Se acercó a ellas y les dijo que le acompañaran porque tenía el coche a la vuelta de la esquina. Caminaron un par de minutos y vieron un coche en el que había un hombre en el asiento del copiloto con la música alta y bailando. Denis les dijo que era un amigo suyo y que lo dejaría en casa de camino. Moni y Paloma se miraron y se dieron cuenta de que el conductor había estado de fiesta durante la noche y había ido directas a por ellas. Eso no les hizo ninguna gracia:
- ¿Qué hacemos, tía? ¿Cómo vamos a ir con un tío así que viene de fiesta y lo mismo ha bebido? - dijo Paloma.
- Ay no sé…. pero si no nos vamos ya vamos a perder el avión… - contestó Moni.
- Pfff…. me da miedo… - exclamó Paloma.
- A mi no me gusta nada… pero hay que irse – replicó Moni.
Se acercaron al coche y dejaron las mochilas en el maletero, Denis abrió la puerta para que las chicas entraran y se sentó en su asiento mientras ellas entraron detrás. De repente, mientras se ponían el cinturón, se abrieron de nuevo las puertas traseras y tres hombres entraron rápidamente sentándose sobre ellas. Las dos comenzaron a gritar aterradas como nunca habían estado en la vida. Moni me confesó que se le pasó de todo por la cabeza, desde que las violarían hasta que las matarían.
Los dos que estaban en los laterales les taparon la boca y les gritaron para que se callasen si no querían que pasara algo peor:
¡Cerrad la puta boca! - dijo que el que estaba a la izquierda sentado sobre Paloma.
Las dos se callaron al momento.
Chicas…. solo queremos que nos deis el dinero que lleváis encima. Si no gritáis y nos lo dais, no os pasará nada y os dejaremos ir – Dijo el que estaba a la derecha, en el regazo de Moni .
Está bien, pero no nos hagáis daño por favor – dijo Moni.
Mientras Moni cogía su bolso, Paloma estaba paralizada mientras las lágrimas caían por sus mejillas. Moni localizó el monedero y sacó lo que al cambio serían unos 50€ y se lo dio al hombre que tenía encima.
Esto es lo que tengo – dijo Moni.
¡Dame más! - gritó el que estaba en el otro lado. Estaba más nervioso que los demás y eso provocaba miedo.
Es todo lo que tengo – dijo Moni asustada.
¿Y tú?¡Saca todo lo que tengas! - dijo de forma brusca a Paloma.
Paloma, temblorosa, cogió el bolso, sacó unos 30€ y se los dio. El que estaba sobre ella le quitó el bolso y empezó a rebuscar confirmando que lo que había de valor en el bolso además del dinero, eran los móviles y las tarjetas del banco. Empezaron a hablar entre ellos en un idioma desconocido, visiblemente enfadados. De repente todos se callaron.
A ver… ¿cómo te llamas? - le preguntó a Moni el que estaba encima de ella, que parecía el más tranquilo.
Me llamo Moni – contestó susurrando.
Está bien, Moni. Necesitamos que nos deis más dinero. Y dadnos los móviles también.
Los móviles no, por favor. Es lo único que tenemos para poder volver a casa. Están los billetes de avión y si nos dejáis incomunicadas no podremos volver…. por favor.
Entonces vamos a ir a un cajero y vais a sacar dinero – dijo el hombre
Lo que queráis, pero no nos hagáis nada por favor – dijo Moni.
De acuerdo, tendremos que ir a un pueblo cercano, que está a 20 minutos en coche, porque aquí no hay cajeros. Vamos, sacáis el dinero, nos lo dais y os dejamos ir. ¿De acuerdo? Las dos asintieron.
Antes de comenzar la marcha, el que estaba a la izquierda sobre Paloma empezó a discutir con el que estaba a la derecha. Ellas no entendían nada, pero se les notaba cada vez más alterados, hasta que llegaron a agarrarse y empujarse, con ellas en medio recibiendo empujones también.
De repente, el de la derecha se bajó del coche, lo rodeó y abrió la puerta izquierda. Cogió al otro hombre de la camiseta, lo sacó del coche y le dio dos bofetadas dejándolo sentado en el suelo. A continuación, volvió a sentarse en el regazo de Moni le dijo al conductor algo en su idioma y salimos.
Perdonad, no quería asustaros más de lo necesario, pero ese es un imbécil que no hace más que dar problemas. Podéis estar tranquilas – dijo.
Me llamo John, por cierto – añadió.
Denis, para un momento – dijo segundos después.
El coche se paró, John abrió la puerta y salió del coche. Cogió la mano de Moni, la sacó del coche para entrar el primero e invitar a Moni a sentarse encima.
- Mejor así porque si no voy a aplastarte – dijo sonriendo.
El coche arrancó y fueron en busca del cajero automático. Lo que había ocurrido tranquilizó a ambas, que, aunque seguían un poco asustadas, vieron que si simplemente les daban dinero, todo se acabaría.
Durante el trayecto, Moni intentó calmar a Paloma,, que iba en el medio, y ya parecía más tranquila tras el bloqueo inicial.
De verdad que siento que esto os haya ocurrido porque sois buenas chicas, pero esta zona del país es pobre y está abandonada por las autoridades, de manera que la delincuencia es casi la única manera que tenemos de sobrevivir – dijo John.
La única alternativa es irnos de aquí, pero yo no puedo porque tengo familia enferma a la que tengo que cuidar – dijo a continuación..
Mientras nos contaba cómo era su vida, Denis, el conductor iba hablando y riendo con el copiloto, y poco a poco las risas se extendieron a los dos de atrás. John nos explicó lo que estaban hablando y eran anécdotas graciosas que les habían ocurrido últimamente.
Moni miró a Paloma y ambas se sonreían con una mezcla de alivio, sorpresa y tensión, mientras se apretaban las manos. John les pidió a sus amigos que hablaran en inglés, para que ellas pudieran enterarse, y en pocos minutos consiguió integrarlas en la conversación. Era un poco síndrome de Estocolmo. John les preguntó el motivo de su estancia en África y ambas les contaron lo que hacían, es decir, cómo estaban ayudando a la comunidad a construir colegios, traer profesores, fomentar la creación de pequeñas empresas, etc… en definitiva, hacer que la zona prosperara.
Esto hizo que sus caras cambiaran y pasaran a tener miradas de arrepentimiento. Se miraron entre ellos y comenzaron a hablar en su idioma otra vez.
- Chicas, vamos a dar la vuelta y volver al pueblo. Después Denis os llevará a la ciudad – dijo John, que claramente era el líder del grupo.
- Sentimos haberos hecho pasar este mal rato, pero no podemos hacerle esto a unas personas que vienen a ayudar a nuestro pueblo – añadió.
Escuchar esto fue un alivio y una liberación para ambas, que ya reían con tranquilidad. Mientras Denis daba la vuelta, las chicas liberaron toda la tensión hablando sin parar, se notaban que ya estaban más cómodas y les agradecieron el gesto.
Moni, que seguía sobre el regazo de John, ya le miraba con otros ojos. Había visto su lado bondadoso y eso era algo que le atraía mucho de los hombres.
Durante el viaje de vuelta, la historia era otra completamente diferente. Parecían un grupo de amigos que volvía de fiesta. Todo eran risas y buen rollo. Era increíble como había cambiado la situación en pocos minutos. John tenía bastante carisma y no paraba de hablar, cogía a las chicas de las manos para contarles algo y terminar riendo juntos.
En un momento dado, John tenía la mano en la cintura de Moni y mientras este le hablaba, se dio cuenta de que John se estaba excitando ya que estaba comenzando a sentir como crecía su entrepierna bajo sus cachetes del culo. Sus miradas se cruzaron un segundo y ambos se dieron cuenta de que el otro estaba al tanto de la situación. Moni sintió una mezcla de nervios, excitación y curiosidad, y casi involuntariamente comenzó a mover sus caderas de adelanta a atrás de manera sutil.
Después John le pidíó a Moni que se levantara un momento, porque tenía que colocar las piernas mejor. John, disimuladamente, se recolocó la polla para estar más cómodo, que era lo que necesitaba realmente. Cuando Moni volvió a sentarse se quedó petrificada ya que sentía una barra enorme que recorría todo su culo. Ambos llevaban pantalón fino, por lo que se notaba todo a través de ellos.
Al momento, la mano que tenía sobre la cintura, pasó a acercarse al ombligo, y poco a poco, iba estirando un dedo que pasaba por debajo de la goma de pantalón.
Las risas habían cesado y solo se escuchaba de vez en cuando algún cruce de palabras entre los dos que iban delante. Moni en todo este rato estaba concentrada en su excitación y lo que estaba sintiendo.
De manera lenta pero sin pausa, los dedos cada vez entraban más dentro del pantalón, llegando a la goma de las braguitas. Como Moni no decía nada, John se envalentonó y bajó aun más sus dedos, llegando a rozar el vello del pubis de Moni. Mientras tanto, ella miraba por la ventana, absorta en las sensaciones. La polla de John cada vez estaba más dura, y Moni seguía con los movimientos de cadera, que cada vez eran menos sutiles. A partir de ahí, John bajó un poco más y llegó al clitoris, lo rozó con su dedo corazón y provocó una exhalación de Moni. Bajó aún más el dedo pasándolo entre los labios y notando como estaba empapada. Esto lubricó su dedo para seguir acariciando el clítoris. En ese momento, Moni relajó su cuerpo y se dejó caer hacia atrás, apoyando la cabeza en el hombro de John. En esa posición se miraron a los ojos y se besaron. En el segundo beso ya sus lenguas se cruzaban entre sí.
Durante este rato, para Moni el mundo se había parado. No se había percatado de lo que pasaba a su alrededor, ni se había fijado en ningún momento en Paloma, que estaba justo a su lado. Cuando miró, vio que el otro hombre estaba besándola en la boca con una de sus manos por debajo de su camiseta, tocándole las tetas sin parar. Los dos de delante miraban hacia atrás y se reían. John le dijo algo a Denis, y este al minuto salió por un desvío y paró en un lateral de un camino.
Denis y el copiloto salieron del coche y se encendieron un cigarro. Mientras tanto, dentro del coche, empezó una situación surrealista que nunca habrían imaginado.
Moni se dio la vuelta y se sentó encima de John. Le sujetó la cabeza y metió la lengua en su boca. Se chupaban los labios desesperadamente mientras ella restregaba su pubis contra el enorme bulto de John. Moni separó un poco sus caderas y desabrochó el botón del pantalón del hombre, para después, bajar la cremallera. Metió la mano por dentro del pantalón y sobre el calzoncillo, notando claramente como su polla era de tamaño XL. Después, metió la mano directamente por dentro del calzoncillo, notando el calor que desprendía. Miraba su polla obnubilada mientras que con su tierna mano, subía y bajaba la piel viendo como desencapullaba ese tremendo pollón, que estaba en su máximo esplendor. Mientras tanto, John metió un par de dedos por cada lado del pantalón y empezó a bajarlos. Moni se dio cuenta y levantó el culo poniéndose ligeramente de pie para permitir que lo hiciera. Le bajó las bragas y el pantalón a la vez, dejando ver su coño hinchado, con vello y chorreante. Se los bajó hasta los pies y Moni levantó primero un pie y luego el otro para quedarse desnuda de cintura para abajo.
Después, Moni agarró la polla deohn y, mientras volvía a sentarse sobre él, apuntó a la entrada de su coño para ser penetrada. En ese momento ni se preocupó de usar condón. Estaba tan excitada que solo tenía en mente disfrutar y sentir placer. Puso el capullo en la entrada de de su chochito, hizo el gesto de sentarse para introducírsela, pero era demasiado gorda para su estrecho coñito. El hombre empezó a restregársela a lo largo de su rajita mientras le daba besos por el cuello. Esto hizo que se relajara y en un momento, su coño cedió a la presión y entró entera. Poco a poco pero hasta el fondo. A Moni se le pusieron los ojos en blanco y comenzó a moverse hacia adelante y hacia atrás, haciendo que la polla se deslizara dentro de su cuerpo.
De repente, Moni notó un empujón en su pierna y vio que Paloma estaba agachada chupando la polla del otro chico. Se la debía estar metiendo profundamente, ya que emitía unos sonidos guturales que salían desde el fondo de la garganta.
Debido a los múltiples viajes a África, Moni se ha acostado con algunos hombres negros con pollas grandes, y dice que chuparlas no le va demasiado, pero le encanta tocarlas con las manos, y sentir como la penetran, dice que le encanta sentirse atravesada, notar la sensación de que se le salga por la boca o por el ombligo, para ella es muy animal.
Así que eso era lo que estaba experimentando de nuevo. Una polla que en estos momentos estaba chocando con el fondo de su vagina.
El olor a sexo inundaba el coche. Los cristales estaban empañados de la respiración de los cuatro. Se había olvidado de nuevo de Paloma, y cuando la vio, estaba en la misma posición que ella, pero con las tetas al aire mientras el chico se las lamía. Las dos gemían sin miramientos. En algún momento sus miradas se cruzaron. Eran miradas de incredulidad y lujuria.
Tras unos minutos así, John le hizo levantar para echar el asiento delantero hacia adelante y ampliar el espacio. Le sentó en el asiento y él se puso de rodillas en el suelo mirándola. Cogió las piernas de Moni y las puso sobre sus hombros. Ella estaba totalmente expuesta, con su sexo abierto y esperando con ansia que aquella barra la penetrase. John agarró su polla y la dirigió al coño de Moni. Se la metió de un golpe rápido y seco, haciéndola gritar. Su cadera se movía rítmicamente entrando hasta hacer tope, y saliendo hasta que asomaba el capullo. Él metió las manos por debajo de su camiseta, amasando los pechos de Moni primero, y después, desabrochando el sujetador para tirarlo al asiento delantero. Comenzó a amasar sus tetas, y a acariciar los pezones suavemente. Esto fue mucho para Moni, que empezó a correrse, gritando de placer sin ningún control. Moni gemía, sudaba, se retorcía hasta quedar unos segundos casi exhausta. Era su primer orgasmo.
Durante esos segundos, John había bajado el ritmo sonriendo antes tal escena. Pero cuando notó que Moni se había recompuesto, empezó a metérsela y sacársela aumentando la velocidad. A medida que avanzaban los minutos, los gemidos de John también lo hacían y Moni sintió que pronto se correría. Se le pasó por la cabeza decirle que se corriera fuera, pero era tanta la excitación que tenía y las ganas de sentir totalmente a ese macho, que prefería que ese toro se corriera dentro de ella y pasara lo que tuviera que pasar. Quería sentir como ese hombre le llenaba entera con su semen, y como rebosaría por su coño.
John empezó a empujar de forma seca y fuerte, agarrando de las caderas a Moni marcando el movimiento. La señal era clara y se iba a correr en breve. En ese momento, Moni fue consciente de que Paloma seguía cabalgando al otro hombre y de como los dos se miraban a los ojos mientras jadeaban. El orgasmo por las dos partes era inminente. Paloma empezó a gritar mientras apretaba la cabeza del hombre en sus pechos. Él le agarraba del culo y le ayudaba a realizar el vaivén. Justo a continuación, Paloma aceleró sus movimientos y sus jadeos, su orgasmo estaba llegando y lo hacía notar. El chico apoyó la cabeza en el resposacabezas, y la tensión en sus brazos había desaparecido, así que se acababa de correr dentro de Paloma. No sé si le preocupaba mucho, pero a juzgar por los gritos y los meneos secos que daba en ese momento, diría que no. Paloma se derrumbó sobre el chico y se quedaron así, quietos.
Ver cómo Paloma se había corrido y ver cómo había dejado que se corriera dentro, fue el empujón que necesitó para subir el nivel de excitación un poquito más, mirar a John a los ojos, y pedirle que se corriera dentro. Que necesitaba sentir su líquido en su interior. Eso también fue el punto de inflexión para él, que empujó aún mas fuerte y resopló cuando el primer chorro de su corrida fue a parar al fondo del coño de Moni. Bajó el ritmo pero aumentó la fuerza de sus embestidas, de manera que cada vez que la penetraba hasta el fondo, haciendo tope, dejaba un chorro de semen en su interior. Dio unos 6 o 7 empujones, con lo cual, llenó de lefa todo su coño. Cuando se vació, se quedó quieto mirando a Moni, y esta a él, viendo como el sudor caía desde su cabeza por el pecho. Cuando la sacó, despacio, el semen salió a borbotones sobre el asiento del coche. Moni, no había llegado aún a su segundo orgasmo, así que le pidió a John que siguiera un poco mientras le agarraba la polla. Él no hizo caso, se había corrido y quería descansar, así que abrió la puerta y salió del coche. Ella notaba la corrida salir de su chocho, así que hizo algo que le encanta hacer, y es cogerla con sus dedos, y restregársela por el clitoris mientras se masturba.
El que estaba con Paloma también quiso salir del coche, así que abrieron la puerta y salió Paloma para después salir su pareja. Moni seguía masturbándose, quería correrse porque estaba excitadísima. Tenia los ojos cerrados y la cabeza hacia atrás, sintiendo como sus dedos lubricados con semen se movían en círculos sobre su coño. Cada pocos segundos, recogía un poco más de lo que resbalaba por su culo, o dentro del coño, para volver a humedecerlo.
De repente, mientras estaba concentrada, notó como alguien le empujaba tumbándola sobre el asiento. Era Denis, el conductor, que estaba con los pantalones bajados y colocándose encima de Moni con la intención de penetrarla. Moni, estaba sorprendida, pero no paraba de tocarse, así que sin oponer resistencia, vio como Denis agarraba su polla, apuntaba a su coño, y la penetraba hasta el fondo sin ninguna dificultad. Empezó a follársela de una manera rápida y fuerte. Él había visto toda la escena y estaba muy excitado. Seguramente duraría poco, y efectivamente, en un par de minutos empezó a decir que iba a correrse. Al escuchar esto, y notando como removía el semen de John en su interior, Moni explotó en un orgasmo brutal. Abrazando al desconocido con sus piernas haciendo que le penetrase profundamente.
Mientras ocurría esto, Moni escuchó alaridos. Miró a través del cristal delantero y vio cómo Paloma estaba tumbada en el capó del coche, con las piernas en alto, siendo penetrada por el copiloto. Quien daba empujones ya lentos y profundos, seguramente vaciándose en el interior de su amiga.
Denis había terminado y seguía tumbado encima de Moni, mientras respiraba, besaba su cuello y seguía penetrándola muy lentamente mientras su polla se iba relajando. Cuando se la sacó, de nuevo salió una buena cantidad de semen sobre el asiento.
Tras unos minutos de descanso, se reunieron todos fuera del coche.
Joder, vaya noche – dijo Paloma.
Ya, tía, quien lo iba a decir – contestó Moni.
¿Podéis llevarnos a la ciudad ahora? - preguntó Moni.
Sí, claro, ya nos vamos – dijo Denis.
A continuación, todos se metieron en el coche y fueron primero al pueblo, a dejar al resto de hombres. Y, tras despedirse, Denis inició la marcha hacia la ciudad con las chicas, tal como estaba previsto desde el día anterior.
Más tarde, notó que alguien la despertaba, era Denis, que a su vez despertaba a Paloma que se había quedado dormida también, para decirles que ya estaban en el aeropuerto.
Cogieron las mochilas, se despidieron y entraron en la terminal. Estuvieron hablando de lo ocurrido y quedaron en que era un tema que debía quedar entre ellas. Moni no cumplió el pacto completamente, ya que me contó la historia. No sabemos si Paloma se lo habrá contado a alguien. Pero es una historia que me cuenta cuando estamos follando y que me excita muchísimo , así que le pido que me la cuente para correrme dentro igual que hicieron los ladrones de Uganda.

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